El arquitecto Esaú Acosta Pérez [SIC Arquitectura y Urbanismo] ha explicado la experiencia de un vivero de iniciativas ciudadanas, «que trata de demostrar que hay un sistema en el que se puede trabajar de abajo arriba, en una ciudad con el espacio público prácticamente anulado al ser absorbido por la arquitectura». Para Acosta Pérez, la sociedad debe estar más vinculada a la ciudad y aboga por una urbe «más suficiente, donde lo público no sólo es lo institucional sino también la iniciativa ciudadana».

El vivero permite localizar cualquier servicio y busca, por ejemplo en Madrid, ofrecer un «mapa lento, donde se dé a conocer que en la ciudad existe una urbe diferente». «La arquitectura debe servir como elemento mediador entre la ciudad y sus habitantes, además de ser regenerable y flexible», ha añadido este profesional.
Los mapas colaborativos, según Acosta Pérez, se plantean como proyectos que surjan de la propia ciudadanía, que no están dirigidos desde los estamentos más poderosos. De esta idea partió Alterpolis, una iniciativa que se diseñaba desde la utopía, a partir de la realidad de la ciudad de Madrid. Entre los ejemplos aportados por este arquitecto se encuentran varias iniciativas como espacios para desayunos, servicio de comida casera realizada por amas de casa, formas de conectarse a internet y trueque urbano.
Otro de los ejemplos aportados por Esaú Acosta ha sido el concurso que el Ayuntamiento de Zaragoza llevó a cabo porque una de las construcciones de la Expo del Agua estaba en desuso. Acosta ha propuesto utilizar el pabellón para usos culturales, donde se mostraría qué es Zaragoza.