La iniciativa La literatura es femenina, en colaboración Cabildo de Tenerife, PROMOTUR y la Fundación CajaCanarias, celebró, este jueves 20 de mayo, en el Strasse Park de Santa Cruz de Tenerife, un diálogo entre las escritoras Purificación Pujol y Dulce Xerach. En éste reflexionaron sobre el paso de escribir ensayo o artículos científicos a la narrativa, de la igualdad en el mundo de la judicatura, y también de temas como la arquitectura o la realidad que se esconde detrás de la ficción.
Ambas escritoras son abogadas, aunque Pujol, antes pasar a formar parte del despacho Montero-Aramburu, fue jueza durante casi 10 años. “Fue muy satisfactorio, de lo que más he disfrutado. El poder dar una respuesta rápida y útil a los ciudadanos es muy gratificante”, explica Purificación Pujol al comienzo del encuentro. Dice que ella no ha trabajado como jueza, que ella ha “servido”, y hasta límites impensables: “Un viernes me levanté malísima, pero ese día tenía 20 señalamientos, así que decidí ir. Durante el tercer juicio me dio un patatús y me caí redonda”. “¿Tú sabes lo que es que personas que llevan años esperando a que se celebre un juicio les diga un funcionario que la jueza está enferma y que se tienen que ir? Ahí sí que me muero de verdad”, narró Pujol.
Explicó también cómo se lanzó a escribir su libro Un divorcio elegante (2012), una experiencia brutal la hizo ponerse en marcha: “Fue horroroso. A raíz de levantar los cadáveres de tres niños asesinados por su padre pensé que tenía que poner al menos un granito de arena para evitar que esto siga ocurriendo”. En él la autora explica unos principios básicos de cómo se han de comportar los “exs” cuando se divorcian. “Intentar hacerse el mínimo perjuicio, tanto entre ellos como hacia sus hijos”, añade.
Mujeres en la judicatura
Dulce Xerach le pregunta sí alguna vez ha sentido el techo de cristal en el sector de la justicia, y Purificación Pujol fue muy tajante: “No, yo no lo he sentido. Empecé en 1997 y creo que ya se había sobrepasado esas barreras, pues la primera jueza en España se nombró en 1972”. Aunque reconoce que en ciertos pueblos pequeños la gente, al principio, se extrañaba; y narra esta circunstancia a través de la anécdota de una compañera suya: “Un señor de Aranjuez le dijo a la jueza que quería hablar con el juez. Ella le dijo que la jueza era ella y el señor le respondió que entonces tendría que hablar con su marido”. Dentro de la función pública, uno de los sectores con más mujeres es la judicatura.
Xerach en cambio, viniendo del mundo de la política, responde al contrario: ella sí a notado, y “sufrido”, ese techo de cristal. “A mí, cuando era consejera de cultura del Gobierno de Canarias también me decían que querían hablar con mi jefe. Yo tuve muchos traspiés políticos por ser mujer”, comenta. Aunque sí coinciden en que, en los cargos superiores de la judicatura no hay tantas mujeres. “Por un lado, aún no ha dado tiempo de que las mujeres lleguen a las altas instancias y, por otro, es que los altos cargos son por elección, y como quienes están arriba son los hombres, ellos eligen”, explica Pujol. Y añade una percepción que ha tenido durante su desempeño profesional: “Las juezas llevan mejor un juzgado que un juez. En cuanto a organización me refiero, ellos son más desastres, menos organizados”.
Del ensayo a la novela
Purificación Pujol lleva años publicando, aunque al principio eran artículos científicos y técnicos, en 2007 empezó a publicar libros con la editorial La Ley. Su primer manual, Guía de comportamiento en las actuaciones judiciales: modos y formas ante los tribunales, surgió del vacío entorno a cómo comportarse en sala. “Un testigo, como de 18 años, se refirió de tú al fiscal en un juicio. La jueza de la sala le dijo: ‘Háblele de usted al ministerio fiscal’, a lo que el testigo le respondió: ‘¿De mí? ¿Y qué le voy a contar de mí?’”, contó a modo de ejemplo por qué comenzó ese manual.
Para Pujol la ficción es mucho más difícil que la escritura de textos más formales: “Un artículo técnico o un ensayo es muy fácil porque tengo muchas fuentes, y tiene unos principios que son los que son. La ficción es complicadísima, no tienes parámetros, puedes hacer con los personajes lo que quieras…”. Asegura que es aficionada a la psicología y que le gusta recorrer las emociones y los sentimientos a través de sus personajes.
Ambas escritoras son bastante exigentes con sus textos. “A mí la novela me la tienen que quitar de las manos. El libro Arquitectura con Derecho(s) lo escribí en un mes, pero las novelas tardo años en terminarlas”, añade. Pujol también trabaja de manera detenida en su literatura. “Yo a lo mejor estoy con una página unas 8 horas, porque no sé si este verbo es el adecuado o si esta frase es así… De momento ninguna editorial me ha dicho que sí, pero a ver si tengo la suerte y me publican”, refiriéndose a su primera novela, aún inédita, aunque acabada.
Realidad dentro de la ficción
“Yo le he notado a tu personaje (María Anchieta) muchas cosas tuyas, muchos detalles”, le comenta Pujol a Xerach. En la ficción de escritora catalana también hay sitio para ella misma: “Mi personaje no soporta el café con leche y yo nunca me he tomado un café con leche en mi vida”. “En la novela negra lo único que no es real es el delito sobre el que gira la historia”, comenta Dulce Xerach. Y continúa poniendo el ejemplo de su libro Robo en São Paulo (2015): “En mi primera, que trascurre en 2004, Adán (Martín) estaba vivo y el viaje que se narra fue real. Todo, menos el robo, fue real. Cuando Adán murió decidí que siguiera vivo en mis novelas”.
El personaje central de la historia de Purificación Pujol está ligado, al igual que ella, al mundo de la justicia. “La protagonista es una funcionaria. Yo estuve documentándome sobre los juzgados de vagos y maleantes de Barcelona. Qué delitos, qué faltas, y todas las atrocidades que hacían en esos juzgados”, explica la escritora. Este aspecto, el de documentarse, es uno de los que más le atrae. Hablando de la siguiente historia a escribir, que no será una continuación de la primera, comenta: “Yo querría romper con el tema, con el entorno y sea completamente distinta. Tengo que encontrar primero un tema que me atraiga”.
Arquitectura a través del amor
Las dos escritoras, tanto Pujol como Xerach, están casadas con dos arquitectos: Enrique Bardají y Fernando Menis, respectivamente. Para ellas esto ha supuesto un enriquecimiento cultural importantísimo. “La primera vez que fui a Berlín con mi marido, por ejemplo, el ver la ciudad con esos ojos te cambia la perspectiva. Es un lujo”, narra Purificación Pujol. A Dulce Xerach le cambió también la percepción de las ciudades: “Yo antes miraba a la altura de mis ojos y con él empecé a mirar al techo, al suelo, de dónde venía el sol…”.
Y con este conocimiento del urbanismo critican la redacción de los pliegos para los concursos urbanísticos. “Igual que no se puede hablar de medicina siendo abogado, no se puede hacer un pliego para hacer un edificio sin saber de arquitectura. Al final son dos profesiones unidas que se temen y se evitan. Es una pena que los que se dedican al urbanismo no tenga ni idea de arquitectura”, comenta Xerach. Y Purificación Pujol pone el ejemplo de la fundación de la academia de Platón: “La fundó para enseñar a los gobernantes un sistema que fuera una mezcla entre la razón y la sabiduría. Todos los que redactan los pliegos tendrían que leer más a Platón: mezclar la razón con la sabiduría. Si no entiende, pues no escriba”, finaliza.