Las nuevas oportunidades del turismo cultural con el ejemplo práctico de San Cristóbal de La Laguna, Ciudad Patrimonio de la Humanidad han sido las temáticas escogidas por la abogada y experta en Patrimonio Cultural Dulce Xerach para su conferencia. En este lugar del norte de Tenerife, confluyen, tal como ha explicado esta especialista, diferentes vertientes del sector turístico, como la tradición, los aspectos religiosos, la celebración de espectáculos, el patrimonio histórico o la gastronomía, entre otras. Dulce Xerach ha destacado la importancia, para el presente y el futuro, de la unión de diseño, cultura y turismo, tanto en las políticas públicas como en las estrategias privadas. Como otros ejemplos de turismo cultural en España, se han mostrado en esta conferencia ciudades como Valencia (fallas, campeonato de vela…) y Asturias (Premios Príncipes de Asturias, Woody Allen…). Entre los retos de futuro para San Cristóbal de La Laguna, Dulce Xerach ha destacado que lo idóneo es conseguir que los visitantes se desplacen a Tenerife para acudir a La Laguna como destino cultura por sí mismo, no como una visita más dentro del programa de excursiones propuestos a su llegada a la isla.
Una de las intervenciones que esperé con más interés durante la primera jornada de Nuevo Turismo, fue la que a casi última hora ofreció Dulce. Un sumario de los logros urbanísticos y culturales de la ciudad de La Laguna para adentrarse ni más ni menos que en el campo de sus posibilidades. Durante su intervención, fue haciendo acopio de los resultados obtenidos hasta ahora. Los esfuerzos y políticas que han dado como resultado los logros actuales. El objetivo de esta enumeración es un cuestionamiento acerca de cuales son ahora los siguientes pasos, la hoja de ruta que se abre ante nosotros.
Casi siempre, la sociedad en su conjunto, ha estado más preparada para los cambios de lo que los políticos y autoridades representativas han querido administrar. Esto viene a colación para arrojar luz sobre el estado de estancamiento actual en que se encuentra el marco de intervención sostenible, sobre la planta física y sobre la actividad social y cultural de la ciudad. No puedo por su extensión y complejidad ponerme a disertar sobre todo lo que se podría hacer. Me conformo con hablar aquí de los contornos.
Son remarcables y valientes los objetivos ya cristalizados. Una ciudad re-creada para hacer de ella un laboratorio renacentista. No hay sino que pasear por sus calles para comprobar su movimiento; y lo que es más importante, la generación de tejido social, sano y sostenible en que se desarrollan las actividades sociales y económicas en el entorno intervenido. Las políticas emitidas desde la corporación sumadas a las iniciativas privadas contienen atractivos que van desde lo religioso hasta propuestas de nuevas culturas y expresiones tendenciosas que comparten espacio con el imaginario tradicional de forma fluida.
Reconociendo la valía del trabajo urbano y cultural realizado en San Cristobal de La Laguna, se detecta sin embargo que el conjunto total de intervenciones y propuestas ofrecidas constituyen tan solo lo que urgía hacer. Son, por así decirlo, la base allanada y regular, lo estrictamente necesario. Ahora toca empezar a construir lo posible. La elaboración de estas nuevas políticas son una empresa intrépida que es la que forja a los ganadores. No hay éxito ( más allá del favor astuto de la mediocridad) que no haya necesitado de una apuesta y compromisos claros y sostenidos con perseverancia.
La ciudad ya ha dado muestra de su valía. Los ciudadanos y las autoridades ya han demostrado que existe el coraje necesario. Pero hay empresas que no pueden seguir siendo un debate atrofiado entre siglas. Ni tampoco pueden quedar bloqueadas ante las murallas invisibles que forjan los ultra tradicionalismos y una mal interpretada conservación. El rechazo y el miedo son defectos de pueblos muertos. Y La Laguna ¡ de muerta, nada! Ciudad entera, de viajeros que durante siglos y siglos han ido y vuelto, sabe que el horizonte no está donde alcanza la vista sino más allá.
Hay mucho que hacer. Sin valor no hallaremos el modo de pulir nuestro patrimonio, ni estar a la altura de la historia, ni ser merecedores de la riqueza económica y cultural que el esfuerzo nos guarda, aun más adelante como premio a nuestro empeño. Ponernos a caminar.
Jorge Mora